Eso es lo que dice ahora el grupúsculo vocero y vergonzante que está negociando con el Pesoe esto de la LOE, comandados, eso sí, por ese Pepé tan gracioso que sigue lamiéndose las heridas de lo del año pasado, rencoroso, cariacontecido y lleno de estulticia, como es menester.

Pero claro, eso nos pasa por ser unos pringaos y por malentender lo que es la democracia y en qué se basa la misma. Si la democracia consistiera en negociarlo todo, en dialogar con cualquiera, en tratar de ser todos amiguitos y en llegar a consensos con todo el mundo, habría durado lo mismo que un gramo de farlopa en un váter del Parlamento.

La democracia tiene que defenderse y el gobierno es quien debe poner los mecanismos adecuados para su defensa, sobre todo ante grupos de chantajistas como lo es la Iglesia Católica. Podría hablar también de otros grupos chantajistas como el Pepé, ERC, PNV, la CEOE o ETA, pero me lo reservaré para otros momentos. Hoy me concentro en el tema educacional y ya veremos qué deparará el futuro.

Verán ustedes: hace hoy treinta años, teníamos sentaditos a la mesa de negociación a la cremdelacrem de los católicos, en algo llamado los Pactos de la Moncloa. Mientras Blas Piñar enviaba a sus peones de Fuerza Nueva, con palos, piedras y cadenas a reventar piquetes sindicalistas, apalear homosexuales, encorrer rojos y asesinar anarquistas, las monjitas se sentaban a negociar. Más o menos como el PNV hasta hace poco, salvando las distancias.

De esas negociaciones, salió algo llamado "colegios concertados", que es la cagada más gorda que se pueda haber concebido en materia educativa. Para que el profano sepa al menos de qué hablo, diremos que en el resto del mundo existen dos tipos de escuela. La escuela pública, sufragada desde las arcas del EStado y pagada con dinero de todos y la escuela privada, donde los papás y las mamás pagan una pasta gansa para que sus hijitos vayan y reciban un título. ¿Entendido? ¿A que sí, a que es fácil de comprender esta distinción? Bueno, pues resulta que la escuela concertada es una mezcla de ambas: la iglesia recibe pasta para tener abiertas unas escuelas donde papá y mamá lleven a sus hijitos, sin tener que dejarse el sueldo en matrículas. Esto de las escuelas concertadas sonaba mucho mejor en el prospecto, la verdad.

Porque la escuela concertada jamás ha sido una balsa de aceite, ya que a ver quién les dice a los Maristas que tienen que admitir a la familia de gitanos chabolistas que viven a doscientos metros del cole y a ver quién le dice a las Hermanitas Descalzas del Perpetuo Socorro y el Descojonamiento de la Cruz que la yonqui del edificio de enfrente quiere apuntar a su hija enferma de sida en cuarto de Primaria. Vayan a una escuela concertada y cuenten el número de sillas de ruedas, de chinitos, rumanos, árabes o sudamericanos que salen a jugar al recreo. A ver cuántos les salen. Yo apuesto por una media entre Cero y Nada.

Eso sí, para poner la manita y recibir la pasta, para eso se apuntan. Vayan ustedes a ver los laboratorios que tienen los Escolapios y compárenlos con los de una escuela pública cualquiera. O las aulas de informática, o los gimnasios, o los polideportivos. Vayan, compare y si encuentra una explicación mejor, pues póngala en su bitácora. En la mía, la explicación es que en este puñetero país llamado España, no tenemos el valor suficiente como para coger a la CONCAPA y mandarlos a hacer gárgaras, retirar el concordato con la Santa Sede, hacer una escuela pública laica que reciba el 100% del dinero destinado a Educación y que la Iglesia Católica se costee de su bolsillo (abultado bolsillo por otra parte) esas fábricas de fascistas que son sus escuelas.

Pero claro, a cualquier gobierno español, casi por tradición, en cuanto tiene que negociar con la Conferencia Episcopal o sus sicarios, se les pone el ojete que no les cabe el bigote de una gamba. Supongo que será que nos acordamos de cómo las gastaban éstos durante la dictadura, o antes, durante esa época oscura que todos queremos olvidar en la que el cura del pueblo no firmaba sentencias de muerte, pero sí que era el culpable de muchas de ellas.

Señor Zapatero, si la CONCAPA y el resto de vocingleros descerebrados rompe la baraja, usted no me va a hacer ningún caso, pero yo rompería la otra baraja, la baraja marcada con la que llevan casi treinta años haciéndonos la cama a todos. Yo mandaba a hacer puñetas ese maldito concordato, o pacto, o bajada de pantalones o como quiera usted llamarlo. Mandaría a la Santa Sede a escaparrar por ahí y a cascarla todo. Porque los españoles nos merecemos una educación de las buenas, no las migajas que dejen los señoritingos de Nuevas Generaciones y los herederos de Fuerza Nueva, ni esos que dicen ser cristianos de base y luego ponen la equis en la casilla de la Iglesia Católica. Porque los españoles queremos que nuestros hijos aprendan Matemáticas y Literatura, Física, Biología, Química, Historia, Gramática y Geografía. Queremos clases de Educación Física y de Música, queremos aulas de Educación Artística y Plástica, queremos que el dinero público se emplee para lo que tiene verdadera utilidad pública y no para engordar las filas de los que luego se creen con el monopolio de la verdad y la moral.

Y si mi primo Mariano, el Rajoy, dice que no se puede hacer una ley contra millones de españoles, la verdad es que tampoco se puede mantener una injusticia en contra del sentido común y de la voluntad de los españoles. Y este apaño de las escuelas concertadas, fue un modo de evitar la bronca en su momento, pero en fin, que lo bueno si breve dos veces bueno y que el que quiera peces, que se moje el culo o los multiplique, como Cristo. Que si en las clases de religión se enseñase a hacer milagros, pues todavía, pero a mí me da que el único milagro que hace la iglesia es seguir en pie después de cómo está la cosa.
El Amo del Calabozo